Conde y la máquina de coser (2021)

Conde y la máquina de coser (2021)
Intervención site specific
Medidas variables

Esta casa, hoy deshabitada, fue la vivienda de mi madre durante más de veinte años. Intervengo el espacio y ordeno recuerdos allí encontrados intentando retener la memoria que ella esta perdiendo. Reflexiono sobre el encuentro de tres generaciones: la abuela, la madre y la hija; mujeres que cosen.

Invito a realizar un recorrido de tres instancias hilado con vínculos y recuerdos. Comienza con el cuarto de los recuerdos perdidos, lo inaccesible. Continúa con el dormitorio principal, lo que importa, lo que nos define. Aquí, un video en loop repite una y otra vez lo atesorado. Por último, el cuarto blanco, la luz. Tótems de ubicación. Un anhelo de regreso.

  1. Textos de sala + texto curatorial
  2. Fotografía bordada + yeso + hilos rojos
  3. Texto sobre piso + hilos rojos
  4. Máquina de coser + telas + textil de hilos rojos
  5. Collage en papel + hilos rojos
  6. Proyección de video + imágenes en blanco y negro + altar + ropa + cartas +
  7. Instalación con libros y piedras
  8. Libros de recetas + galletitas
  9. Qr cuento María Paula Alvarado Castro
  10. Flyer + libro

En el espacio principal un hilo entrelaza la imagen de las tres generaciones unidas por el acto de coser. Los moldes hechos por mamá, que dieron origen de nuestra ropa de niñas, fueron copiados y reubicados en la pared. ¿Hay un modelo? ¿Existe lo que debe ser?

Reflexiono: yo que nunca quise aprender a coser “bien”, hoy bordo paredes y tejo el vacío.

En este espacio ubique todos los recuerdos atesorados. Aquellos a los que se aferra e inventa todo tipo de trucos para no perder.

En loop, un carrete de diapositivas rescatadas, imágenes íntimas, cotidianas transformadas en respaldar de cama. Entre ellas hay ropa de salir, ropa de entrecasa, una libreta cívica y agendas de una actividad freezada.

En un tercer espacio luminoso todos los libros de la casa en forma de tótems funcionan como guías para volver al presente. La lectura que ejercita la mente, que te mantiene conectado a nuevos mundos. Son caminos neuronales.

Texto de la artista Emilce García Garrido sobre Conde y la máquina de coser (2021)

En un departamento de Belgrano, que fuera hasta hace un tiempo habitado por la madre de la artista, las puertas se abren a un doble juego de recorrido: el del espacio- pequeño, discreto, íntimoy el del tiempo: difuso, huidizo, vagamente histórico, conmovedor.

Al ingresar por el jardín circundante hacia el antiguo edificio ya transitamos por esa doble vía que nos lleva al fondo del terreno y al fondo del tiempo de un relato vincular. Viendo el título de la muestra junto al timbre, “Conde y la máquina de coser” nos preguntamos qué sentido figurado estará sugiriendo la imagen de lo maquinal, sin embargo, al ingresar en la estancia, la pregunta cede ante la presencia misma de la máquina de coser en el centro de la escena, donde un tejido de hilo rojo la une a las paredes, a los moldes de costura y a una foto familiar, produciendo una cascada de sentidos en cada detalle y en cada rincón, a medida que descubrimos cómo los lazos humanos podrían volverse aún más nítidos ante la ausencia y cómo la memoria va impregnando cada objeto antes de escapar.

Las imágenes que se han salvado del olvido persisten y se reiteran, ya descoloridas diapositivas, en la pared del dormitorio, sobre un pequeño altar que parece estar velando un antiguo estado de la mente, disperso ahora en libros, palabras sueltas y marcas hacia el camino del recuerdo que son únicas en su caligrafía. Allí, toda la capacidad de devoción hacia esos vínculos que nos constituyen se condensa en columnas de libros rescatados, en prendas de vestir cuidadosamente acomodadas para reproducir el hábito y el andar de una cotidianidad desvanecida.

La asociación entre la imagen central de la obra-la máquina de coser con el paño rojo cayendo bajo la luz central- y la emblemática obra de arte argentino, “Primeros pasos” de Antonio Berni, es casi inevitable. La madre detenida, pensativa, en cierto modo ausente junto al paño del color complementario- verde-desplegado al modo renacentista, y la niña que en el modesto espacio ensaya sus primeros pasos de baile, configuran una escena donde ensoñación y melancolía se entrelazan con un sentido colectivo de aspiración histórica y social. La pintura forma parte de un imaginario argentino siempre latente, que es manifiesto cuando los sueños son desatados por un quehacer artístico como el de Laura, que brinda sustento material de obra al devenir del propio linaje, a la vez que muestra, aunque de soslayo, fotografías del país que les dio marco. Se dibuja así un contrapunto entre aquellos primeros pasos, inaugurales, y estas líneas del tejido expandido, huellas de los pasos experimentados, que conforman un homenaje a lo que va quedando atrás pero se lleva puesto de algún modo.

Hoy, nuevos lazos de afecto se suman a esta trama de ancestros, acuden a la escena y la recorren, la vuelven a dibujar; rinden sus pequeños tributos silenciosos; inundan la casa con aroma de galletas -de receta familiar- recién, horneadas; con mirada pudorosa descubren las marcas de una intimidad que se revela; duelan las separaciones y celebran los reencuentros. Una nueva red toma las puntas del ovillo donde nace y se reproduce la vida.

Emilce García Garrido – Artista